Comunicado de la Juventud Socialista de Mar del Plata
La Juventud Socialista de Mar del Plata hace saber su más sincera y profunda satisfacción, luego de conocer el fallo que condenó a merecida reclusión perpetua al genocida Miguel Etchecolatz.
Este represor y asesino, fue quien, junto a Camps torturó, entre otros, al Maestro Alfredo Bravo en el año 1977, durante la última dictadura militar. Alfredo fue secuestrado una mañana en el colegio donde daba clases a adultos, fue encapuchado y sometido a una parodia de fusilamiento antes de ser recluirlo en La División Nº 9 de Investigaciones, de La Plata, donde por medio de variadas torturas era, día tras día, interrogado por Etchecolatz acerca de su militancia en APDH, CTERA y el Partido Socialista. Le querían arrancar constantemente información sobre el modo en que salían las cartas con denuncias al exterior. Estos tormentos aplicados, como por ejemplo el denominado “el cubo” (que consistía en poner los pies desnudos en agua helada para automáticamente sacárselos y ponerlos en agua hirviendo en repetidas oportunidades), le ocasionaron a Alfredo problemas para caminar de por vida, por sólo citar un tormento. Décadas después, en el programa de Mariano Grondona, Hora Clave, en presencia de Bravo, Etchecolatz, tuvo aún el descarado cinismo de decir que eso no eran torturas, sino que, junto con la picana, lo que le hacían a Alfredo era un tratamiento para los cayos.
Como tantos miles, Alfredo se murió esperando justicia. Hoy, después de conocer la sentencia dictada en el día de ayer, recordamos por medio del Maestro Bravo a tantos detenidos desaparecidos que aún no han tenido la completa reivindicación de todos sus derechos ultrajados. La memoria necesita justicia. Todas esas memorias la reclaman.
Falta mucho, hay muchos represores libres, demasiados. Y para responderle algo al reo Etchecolatz, le decimos que sí, que a los viejos, enfermos y pobres (salvando tan obvia mentira) también se los enjuicia y condena, si han sido los responsables de truncar tantas vidas, tantos futuros, si fueron y son los causantes de tanto dolor y tienen sus arrugadas manos sucias de sangre.
Este no es un logro reciente, es el fruto del trabajo de 30 largos años de Madres, Abuelas, Hijos y tantos otros secuestrados y torturados que sobrevivieron para hacernos conocer su infortunio, para mostrarnos la verdad oculta de esos años. A todos ellos saludamos y acompañamos, como siempre.
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